domingo, 30 de noviembre de 2008
Manuela
jueves, 20 de noviembre de 2008
Daría
Sin saber por qué lo hacía se casó con él. La verdad es que nunca lo amó de verdad. Era sólo el capricho último que debía ser cumplido antes de morir. Las vueltas de la vida y la falta de cuidados hacen que uno se muera por dentro primero, y luego por fuera. Un mero estornudo la hace creer que se despide del mundo. Un simple cliente la hace apagarse de a poco, y nadie sospecha. Ni de una cosa, ni de la otra. Ni de la enfermedad, ni del engaño.
Curiosamente su marido vuelve temprano y oye los gritos en su propio cuarto. Daría estaba acostada, con una pierna entre las sábanas y otra rodeando el cuerpo grasiento del otro hombre. El marido llega desesperado porque aquella chica, a la que había abandonado, volvía de la mano con un muchacho. Y entró en la casa. Muy tarde. Darìa, de verdad, muy tarde.
miércoles, 19 de noviembre de 2008
Filomena
Filomena es una de las vecinas más amadas del barrio. Vivió allí desde los tres años. Desde que el barrio tiene memoria, se acuerda de ella. Se puede decir que ella lo fundó con Martín cuando tenían tres y ocho años. Con una primera rama que al tiempo sería una casa en un árbol y con el tiempo se convertiría en hogar. El barrio nació en esa casita. Pequeña y acogedora. Lugar de reunión de todos los chicos del pueblo vecino (porque allí aún no había pueblo)
Pero a lo que vamos ahora es a su tiempo presente. A su momento actual en donde piensa en Martín, que debe estar cocinando el almuerzo en casa. En donde piensa en los nietos, que juegan en la pileta (hasta antes de comer y después todos a la sombrita a secarse) La nuera que está por llegar con las sobras de la fiesta del día anterior. Se ve un tanto feliz, un tanto cansada. Un tanto triste, un tanto enérgica.
Pasa por la puerta del aquella casita y la mira. Y se tienta a entrar. Ya no es como antes. Ya no es segura. Sigue estando en pie de suerte. Martín solía advertirle que no entre. Pero ella lo vio antes que nadie. Y lo sintió antes que cualquiera. Lo veía venir en su sangre. Lo olía en el pasto. Lo gustaba en el mate de las mañanas. O cuando hablaba con Lisa que salía al trabajo (esa chica estaba cambiada, desde que la dejo ese sin vergüenza).
martes, 18 de noviembre de 2008
tiene
lunes, 10 de noviembre de 2008
Arrabal
como se agita cuando llega a tu encuentro.
(...)
Un arrabal. En algún momento de mis días me la pasaba analizando esa letra. Eso que me hacia llorar de la canción. Eso tan profundo como irónico de esa canción. La doble intencionalidad de esas palabras. Esas palabras que te dicen que no la dejes ir. Por que ella aleja el mal, el mal puro. Como tardar en darte cuenta que las palabras son las menos llantosas del mundo. Cuando podes llegar a ver las cosas como de verdad son? despues de tanto, tanto, tanto escuchar la misma letra. Las palabras se comienzan a sentir diferentes. Comienzan a ser un sonido en tu ambiente. Comienzan a ser un pequeño murmullo en el fondo de tus pensamiento. La tarareas cuando salís de tu casa y te vas así a divagar por algún arrabal. Interesante cuando de pronto una palabra de aquel susurro te llega a los oidos y comenzas a ver el camino a tu alrededor de diferente manera. Con otros colores. Y entendes la ironia de las palabras. Constantes. Llenas de algo que no sabés bien que es. Pero no importa. Entendés.