domingo, 30 de noviembre de 2008

Manuela

Manuela era la tía de la abuela de Marisa Estaba olvidada en algún lugar del mundo cuando ocurrió que vendieron la gran mansión.  La casona era vieja ya para esa época. Estaba media caída abajo. Los techos húmedos y pocas tejas. La verdad que valía poco y nada. La vendieron al mejor por postor por un par de monedas que sirvieron para mantener a la hermana ocupada. Se la pasaba contando la cantidad de dinero que le quedaba. Y cuando no, se pasaba quejándose de que no tenía lo que le sobraba.
Manuela se había metido con un grupo de mujeres religiosas a las que les gustaba cantar en navidad y dormir en las pascuas. Creo que ni ella sabía muy bien a que religión pertenecía pero ya ni importaba. Eran sus amigas y vivían juntas. Solteras todas se contaban las historias de amor que nunca tuvieron y siempre imaginaron con tener.
Quien quiera que haya mirado por la ventana ese día no hubiese entendido lo que pasaba allí. Todas alrededor de una fotografía añeja, cubierta aún de polvo y un tanto desteñida en las puntas. Escrita en lápiz atrás, una fecha que no se lograba entender. Mil novecientos algo. Manuela la había encontrado en el altillo de la mansión dentro de un cajón muy profundo. Debajo de la base. Oculta. En su cabeza tejió millones de historias mientras bajaba (con mucho cuidado por miedo a caerse) las altas y empinadas escaleras de madera. 

5 comentarios:

Lola dijo...

Decime ya como hiciste para habilitar las reacciones... porque yo las tengo cuando voy a editar las entradas pero no aparecen debajo de lo que escribo.

Tus historias son siempre fragmentos... siempre trocitos de un todo que nos dejan con ganas de más. Que dejan todas las puertas abiertas, los libros a medio escribir, los cuadros para colorear, la música encendida para cantar encima, las fotos desparramadas para ser vistas.... en fin... tus textos son una invitación para ser leídos.

Nota al margen: Ya me veo entre las amigas de Manuela, cuando pase los 50 años....

Daniel Rico dijo...

Bellisimo.

Me gusta mucho como elegis el instante exacto en que la vida de un personaje cobra significado. Hay una concentracion existencial que parese querer salirse del texto.

Saludos y felicidades por venir.

Lola dijo...

Nataliaaaaaaaaaaaaaa....

¿por dónde andás?

g. dijo...

Me gustó el texto.
Deben ser realmente interesantes todas las mil historias que Manuela veía mientra bajaba lentamente las escaleras.

Realmente siento que nos estas mostrando sólo un poco con tu narración lo que nos querés decir; el resto está más allá del texto, más allá de lo narrado.

Muy interesante.
Lindo Blog.
Luego leeré más...

Maruke*San dijo...

DESAPARECE