jueves, 20 de noviembre de 2008

Daría

Sin saber por qué lo hacía se casó con él. La verdad es que nunca lo amó de verdad. Era sólo el capricho último que debía ser cumplido antes de morir. Las vueltas de la vida y la falta de cuidados hacen que uno se muera por dentro primero, y luego por fuera. Un mero estornudo la hace creer que se despide del mundo. Un simple cliente la hace apagarse de a poco, y nadie sospecha. Ni de una cosa, ni de la otra. Ni de la enfermedad, ni del engaño.

Curiosamente su marido vuelve temprano y oye los gritos en su propio cuarto. Daría estaba acostada, con una pierna entre las sábanas y otra rodeando el cuerpo grasiento del otro hombre.  El marido llega desesperado porque aquella chica, a la que había abandonado, volvía de la mano con un muchacho. Y entró en la casa. Muy tarde. Darìa, de verdad, muy tarde.

3 comentarios:

Lola dijo...

nAtt....los nombres de tus protagonistas son todos extraños...

¿Por qué?

Daniel Rico dijo...

Hola

¿Has notado que las novelas televisivas solo pueden funcionar porque la gente abre las puertas sin golpear y pedir permiso, y porque los infieles nunca tienen la precaucion de cerrarlas con llave?

saludos.

Lola dijo...

Qué buena la observación del cíclope.

Nattalita, quedate tranquila, yo tampoco pude ir. Y Migue tampoco. O sea, lo más extraño es que fue un encuentro para ver a Migue sin Migue.Bueno, fue Onalem. Pero sólo no creo que se haya divertido mucho. No queda otra que esperar hasta Febrero (el regreso de Migue a Buenos Aires).