martes, 7 de agosto de 2007

juego de mesa...

Como si todo en cuestión de minutos me desafiara a ponerse en mi contra. Unas cuantas hojas color café adornan mi ventana, hojas de la locura de mi estudio, mi fingido estudio al cual no me puedo concentrar por esas interminables horas de alteración in-entendible. Es la realidad, no entiendo nada, ni lo de acá, ni lo allá y no voy a escribir para pedir explicación por que tampoco se si quiero entender. Soy el te de los tres.
Esa canción. Finalmente entiendo el dolor de aquella en mi alma. Tan inconsciente, tan sin vida, tan efímero. Lo perfecto dura poco. Siempre hay algo que mata el amor. Y si debe pasar a la primera en pasarle es a mí. No hay razón para que así no sea.
Y es como levantarme en la opresión, jugándome la mesa entera por aquel que no sabe lo que vale y ahí es como certera y horriblemente me clava el puñal por la espalda y termino asesinada por dos lados. Dolida, mutilada por dentro y por fuera. Adentro de un placard, el único lugar en donde estoy, estuve y estaré protegida. No lloro por vos, lloro por mi, no tenés nada que ver, no te sientas tan especial como para sentirte parte de ello. No, no sos vos la causa de la lágrima. La causa de ella soy yo, son las personas que me forman como persona misma. Si te consideras una, es que estoy equivocada.
Olvidate que en algún momento de mi vida te vaya mostrar esto. Olvidátelo, nunca lo vas saber por que soy demasiado orgullosa para demostrarme tan caída, mostrar tan desgarrado corazón. Nunca lloré por nadie mas que por los demás y de pronto un ser así me provoca lágrimas.
Olvidate que existo bajo estos mantos llenos de besos llenos de nada, olvidate de mí. Me olvido de mí por un instante y me percato de lo difícil que es subsistir en mi mundo. Tal fue la perfección del todo que me hace imaginar y saber con mayor exactitud que nada puede ser perfecto en este mundo. Nada. Lloro con lágrimas calladas mientras pretendo estudiar y escuchar una música que pretende ser mía. No entiendo, por que hoy releía relatos cortos cuando me sentí feliz y ahora odio haberlos leído por que ya no entiendo que es lo que pasa. No entiendo por que no me dejas entender.
Por que empezaste así, empezó así la cosa y yo estoy parada siendo la tercera de tres personas que intentan formar algo. Soy tan imperceptible en mi caso. Es apenas una luz en el mundo, una de las tantas luces terceras. Es apenas un débil titilar que amaga apagarse, eso espero apagarme, haber existido para poder decir que me apago.
Un llamado por teléfono, fue la perdición de aquella noche de verano.

No hay comentarios: