lunes, 6 de agosto de 2007

rutinario despertar...

Cual rutina se levanta, trabaja, almuerza, estudia, camina y toma el colectivo a su casa. Cual rutina se descalza, desnuda, baña, cena y se toma una pastilla para dormir. Dice que es por el estrés, por el trabajo diario. Pero en su interior sabe que el no dormir es el resultado de una serie de charlas solitarias desveladoras. Odia sus voces de personas invisibles. Odia tener que depender de ese comprimido diario que le permite seguir la perfección de su rutina solitaria. Se esconde detrás de esa droga de sueños que le permite dormir sin pensar que sería el vivir feliz. Feliz, sin esconderse detrás de la coraza de igualdades rutinarias, de falsas sonrisas, de independencia fingida, de felicidad aparente. Por que la verdad permite conocer la debilidad. Y la debilidad admite que a uno lo dañen, el sufrimiento, el llanto.
Su torpeza habitual fue la que rompió con la tradicional repetición. Choco con él y el mundo se paró. Fue un momento en donde todo lo que había evitado en una vida en un segundo se desmoronó. Junto todo sin siquiera poder mirarlo a los ojos. La tomo de la barbilla y le hizo levantar la vista, la obligo a hacerlo. Y después de mucho tiempo volvió a sentir la sonrisa. La ayudo a levantarse dándole una mano y ella por primera vez sintió un cosquilleo que le recorrió el cuerpo.

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